Tras disputar la Libertadores de 1972 fue transferido al Independiente Santa Fe, de Bogotá, donde militó por dos temporadas, pasando por otras dos al Independiente Medellín y una más por el Bucaramanga.
Se retiró en 1977 jugando un partido defendiendo la camiseta de Atlético Tembetary.
El futbolista cayó en el baño y sufrió un fuerte golpe, produciéndose luego su muerte.
Se dice que la mujer de Villanueva, conocida por su afición a la brujería, echó una maldición al equipo.
[7] La leyenda cuenta que poco después, un dirigente del equipo paisa viajó a Paraguay y se entrevistó con la señora de Villanueva para pedirle disculpas y ésta deshizo el conjuro.