Se dedicó al comercio, fue gerente de la compañía Laboratorios Orzán.
Colaboró en A Nosa Terra con unos artículos en gallego bajo el título "Cartas ao meu afillado" (Cartas a mi ahijado) y otras colaboraciones de temas de actualidad.
Después fue condenado a doce años por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo, así como la inhabilitación absoluta perpetua para cualquier cargo público.
La finales de 1941 ingresó en la prisión madrileña de Conde Peñalver, pasando allí dos años y tres meses.
Protegió, dentro de sus limitaciones, a varios republicanos, entre ellos a Esther, la hija de Casares Quiroga, que estuvo retenida 19 años en la Coruña.