Arturo de Nava

También actuó con éxito como actor en espectáculos de calles y sobre todo en el circo con la compañía de los hermanos Podestá y también con Florencio Parravicini.

A los 21 años Navas representó el papel de un guitarrista en la obra teatral Justicia criolla que estrenaba Ezequiel Soria y poco después lo hizo en el sainete La ley suprema del mismo autor, en un personaje con bastante letra.

Siguió después actuando en los escenarios y en 1930 participó en el cortometraje El carretero, dirigido por Eduardo Morera, en el cual conversaba con Carlos Gardel antes que éste interpretara la canción del mismo nombre, de autoría de Navas que, por cierto, Gardel grabó en dos oportunidades, en dúo con Razzano en 1922 y solo en 1928.

El cantor Carlos Marambio Catán escribió en sus memorias refiriéndose a los primeros años de la década de 1910 que Navas era una “gran figura de la canción, en esos años el más importante” y lo recuerda como “un hombre alto, delgado, muy acicalado, elegante, vestía un saco negro cruzado y unos pantalones de fantasía de perfecto corte inglés, botines de charol y un sombrero gris tipo diplomático, como le decían entonces.”[1]​ El escritor y poeta Horacio Salas evocó un encuentro realizado en la pista del circo Anselmi en 1898 entre Ángel Villoldo y Navas calificando a este último como “verdadera leyenda entre los payadores de fin de siglo”.

[2]​ José Gobello dice que Navas “siempre había sido considerado como el máximo intérprete del canto criollo, autor y cantor -hoy habría que decir cantautor- de milongas, estilos, cifras y también de algún tango”[3]​ y agrega que el cantor criollo fue, junto con las tonadilleras, un precursor del cantor y la cancionista de tango, y señala que Carlos Gardel se inició como cantor criollo para luego crear el tango canción.