Este asalto fue reivindicado por los talibanes paquistaníes y el grupo Estado Islámico (El).
[1][2] El ataque ocurrió apenas tres meses después de una matanza en un hospital de la misma ciudad en que fallecieron 72 personas.
[3] La región de Baluchistán lleva contabilizados con este atentado 362 muertos en el año 2016 en una zona fronteriza con Afganistán e Irán que se ha convertido en un escenario habitual de violencia entre grupos separatistas, talibanes y yihadistas.
[3] Tras conocer lo ocurrido, el primer ministro de Pakistán Nawaz Sharif y el jefe del ejército Raheel Sharif, viajaron a Quetta en donde participaron de los rezos funerarios y mantuvieron reuniones a puerta cerrada de las cuales no fueron revelados más detalles.
[3] El sistema de Naciones Unidas en Pakistán condenó el mismo día los ataques perpetrados a través de la coordinadora humanitaria interina de Naciones Unidas en Pakistán Angela Keamey quien se manifestó profundamente entristecida por la pérdida de vidas y calificó el ataque al centro de entrenamiento como inhumano y totalmente injustificable.