Las apelaciones posteriores anularon esa condena y redujeron la sentencia original de Daemi.
[2] Daemi trabajó para el prestigioso Club Revolucionario de Deportes, en Tehran.
En julio de 2016 se celebró una vista en el tribunal de apelación,[6] que se basó en el artículo 134 del Nuevo Código Penal Islámico, en virtud del cual su condena se redujo a la duración máxima del cargo más grave, siete años.
Tras un juicio penal de una hora, fueron condenadas a tres meses y un día.
Fue trasladada junto con Golrokh Ebrahimi Iraee, que había sido encarcelada por escribir un relato de ficción no publicado que criticaba la práctica de lapidar a las mujeres hasta la muerte.
Su traslado a Shahr-e Rey, una prisión para delincuentes violentos, fue impugnado por considerarlo ilegal, ya que viola la normativa iraní sobre la clasificación de los presos.
Amnistía Internacional volvió a pedir su liberación inmediata e incondicional alegando que han sido encarceladas por el ejercicio pacífico de sus derechos humanos.
[9] Amnistía ha expresado en repetidas ocasiones su preocupación por las condiciones insalubres y peligrosas de la prisión, que anteriormente era una granja industrial de pollos, así como su preocupación por los malos tratos sufridos por Daemi e Iraee.
Ambas mujeres se encontraban en un estado físico extremadamente grave y fueron objeto de llamamientos internacionales.