Atención flotante

La atención flotante es una expresión creada por Sigmund Freud para designar la regla técnica según la cual el analista debe escuchar al paciente sin privilegiar ningún elemento del discurso de este último y dejando obrar su propia actividad inconsciente.

[1]​ Freud formuló esta técnica explícitamente así en Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico en 1912: «No debemos otorgar una importancia particular a nada de lo que oímos y conviene que le prestemos a todo la misma atención flotante».

[1]​ Según la técnica de la atención flotante, el psicoanalista no debe privilegiar, en su escucha, ninguno de los elementos particulares del discurso del analizado.

La atención flotante es, en relación con el analista, el proceso correspondiente o contrapunto de la asociación libre (de la manera no selectiva en que el analizando debe comunicar sus ocurrencias durante el análisis).

Desautoriza todo recurso auxiliar, aun el tomar apuntes, según luego veremos, y consiste meramente en no querer fijarse {merken} en nada en particular y en prestar a todo cuanto uno escucha la misma atención parejamente flotante».