En el siglo XVII todavía se creía que era un original antiguo (Cinelli, 1677), por los atributos paganos y la desenfrenada actitud de alegría.
En ese mismo siglo, se incluyó en el inventario del palazzo Doni en la calle dei Tintori, y su colocación en una sala encima de la chimenea, curiosamente identificado como Lucifer (Caglioti en Ritorno Amore).
En el siglo XVIII, Pietro Bono Doni, decidió vender la estatua por 600 escudos a la Gallerie florentina, con Giuseppe Pelli Bencivenni que supervisó las negociaciones.
El título de la obra es convencional, y refleja la más común entre las múltiples interpretaciones dadas al diseño.
Retrata a un niño que parece iniciar un baile con sus brazos en el aire y con un balanceo de los hombros.
Entre las propuestas que se han ido sucediendo: Príapo, Mercurio (Muntz), Perseo, Cupido, Harpajered, Atis (Meier), un fauno (Venturi), Amor-Heracles, Mitra, Eros-Patheos, un geniecillo de protección o un espíritu medio ángel y medio diablo (Paolozzi Strozzi).