Odian a los humanos y a otras entidades sensibles, quienes son mucho más desordenados e imprevisibles que otras entidades vivas, y han intentado más de una vez tratar de resolver este "problema".
En los raros casos en que un Auditor parece desarrollar una personalidad individual (como usar un pronombre personal para referirse a sí mismo o experimentar una emoción) al instante deja de existir, porque "ser un individuo es vivir, y vivir es morir".
Pero como pronto descubrieron, adoptar esas formas (como Myria LeJean hizo antes que ellos) les lleva automáticamente a cometer los mismos actos desordenados que se habían propuesto evitar - en particular las emociones, una especie de terapia de choque particular para los no habituados a esa experiencia.
También, después de milenios desempeñando su función, ha desarrollado una cierta afición a los humanos que conduce al mundo del más allá.
Este conflicto es todavía más fascinante porque Pratchett ha insinuado (en The Discworld Companion) que La Muerte y los Auditores pueden ser entidades relacionadas.
Los Auditores son el brazo ejecutivo de los Old High Ones, las ocho entidades que crean y forman el universo.
En El Segador, deciden que La Muerte simpatiza demasiado con los humanos, y por lo tanto le concedieron la jubilación forzosa.
En El ladrón del tiempo, Los Auditores deciden detener el tiempo, para que erradicar así la naturaleza desordenada de la humanidad.
Formando una extraña alianza con Susan Sto Helit y Lu-Tze, les apoya con todo el conocimiento de que disponía como auditor.
Al verse frustrados los planes de los Auditores, Unity se convierte ante sus ojos en un traidora "increíblemente loca".
Habiendo fracasado todos sus intentos para comprender a la especie, que había juntado como un adulto sin cualquier forma de infancia, y con Jeremy, el objeto de sus afecciones, permanentemente fuera del imagen, finalmente elige morir.
Explica que solía ser un individuo, incluso como Auditor, su prueba siendo que sobrevivió a sus sueños, cuando otros Auditores morían; siendo criaturas de orden y perfección, el caos de la mente humana cuando se deja a extraviarse, los matarían.
Su alboroto es terminado cuando Lu-Tze lo engaña haciéndole probar un trozo de chocolate que es instantáneamente fatal para los Auditores.
Su nombre, como los de los otros Auditores encarnados, fue un color, una clara referencia a la película Reservoir Dogs.