Su actividad bibliográfica fue muy fecunda, publicando 25 libros desde 1990, junto a numerosos artículos y ensayos, en los que teniendo como eje articulador la dimensión ambiental, puso al descubierto las estrechas relaciones existentes entre historia, ecología, filosofía, ética, geografía, estética y educación.
Nacido en Manizales, en 1932, este pensador comienza, hacia 1977 a investigar los conceptos de naturaleza, vida, ser humano, sociedad, cultura y Dios, en la filosofía desde la Grecia Antigua hasta nuestros días, para poder comprender la inquietante problemática ambiental que se visibilizó ante la intelectualidad europea y latinoamericana, gracias al Club de Roma.
Contribuyó de manera notable a la consolidación del pensamiento y el Movimiento Ambiental Colombiano.
Esta distinción es fundamental para entender la esencia y el significado de la dimensión ambiental.
Cada vez que los ecólogos han intentado introducir al hombre como una especie más dentro del ordenamiento ecológico, se han tropezado con la insuficiencia de sus instrumentos analíticos que no pueden dar cuenta del comportamiento humano, aun cuando se pretenda incluirlo dentro de los balances de masa y energía.
De hecho, no ocupa un lugar específico o un nicho ecológico particular dentro del ecosistema.
Si ello no fuera así, no habría problemas ambientales porque las sociedades humanas estarían regidas por las mismas leyes que determinan el crecimiento y el comportamiento poblacional de cualquier especie.
Las distintas formas en que las sociedades humanas interactúan con los ecosistemas, se conocen como Cultura, es decir, los procesos adaptativos de los seres humanos a la naturaleza y que, de alguna manera representa también su nicho.
Es importante entender que la cultura depende del orden ecosistémico, no porque el hombre tenga allí su nicho, sino porque necesita transformar dicho orden para lograr su propia subsistencia (...) No es posible hacer cultura sino domesticando la naturaleza.".
La especie humana no tiene ninguna alternativa evolutiva, sino la transformación del orden ecosistémico.
Ello significa que la adaptación humana no se realiza a través de transformaciones orgánicas sino a través de una plataforma instrumental compleja y creciente que llamamos «cultura».
1995) "Superando las visiones restringidas que interpretan lo ambiental como un problema ecológico o exclusivamente tecnológico, esta propuesta intenta comprenderlo como un objeto de estudio en todas las disciplinas científicas, desde las ciencias naturales y tecnológicas, hasta las ciencias que estudian el comportamiento humano.
Explorar las máscaras ideológicas del hombre no significa penetrar solamente su conciencia falsificada, sino igualmente sus buenas intenciones...
El racionalismo, en cambio, descubre con temor los velos ideológicos que cubren la desnudez del hombre".