El artista más activo en este campo fue Angelo Caroselli, pintor del cual - o de sus alumnos - han perdurado lienzos dedicados a la nigromancia.
[2] La obra está firmada sobre el pentagrama en el centro de la mesa donde en la esquina superior izquierda se lee "P. V.
Es probable que no fuera producto de un encargo, sino ejecutada para propio placer del pintor.
La ya citada calavera sobre las brasas, una taza donde se aprecia un líquido rojizo - quizás sangre o el ingrediente de un experimento alquímico -, un cuchillo ritual (denominado athame por los wiccanos), un vaso con insectos negros en su interior y luego una vela, recién apagada ante la presencia maligna, un libro con misteriosos símbolos esotéricos como un corazón clavado con una daga, tal vez sugiriendo un conjuro amoroso, y un pentáculo, es decir la estrella de cinco puntas a menudo asociada a cultos satánicos.
Finalmente, en el centro de esta singular naturaleza muerta hay un pentagrama sobre el que (además de la firma del pintor) hay escrito "canon a 3" (un canon a tres voces) y abajo "Il diavolo nó burla" (El Diablo no bromea).
Bajo el pentagrama hay una gruesa araña, asociada a las fuerzas demoníacas en la cultura popular del sur de Europa.
[3] La secuencia de notas de la partitura- que podría haber sido ideada por el mismo Van Laer, músico aficionado - forma un tritono melódico, elemento compositivo que en las teorías musicales medievales se denominaba diabolus in música y asumía un valor misterioso y maléfico.