Según historiadores, ese estero se creó debido a que los antiguos pobladores habían hecho una zanja para proteger la ciudad de posibles ataques provenientes del Sur.
Cerca al actual Malecón existía un fortín muy mal hecho por la calidad de sus materiales que tenía por nombre San Carlos y que en una época dicho baluarte había sido administrado por el padre del prócer guayaquileño José Joaquín de Olmedo.
[2] Debido al crecimiento población junto al estero Saraguro se estableció el astillero en el margen norte y poco después el margen sur también fue ocupado por gente que se desempeñaba en esa labor.
Ya en la República, las autoridades locales deciden desecar el viejo estero formándose una calzada que para finales del siglo XIX donde alguna vez estuvo el viejo baluarte de San Carlos se colocó el monumento a Olmedo.
Posteriormente, la Compañía de Alumbrado de Gas construye una nueva plata al sur en la gran manzana que lindaba con las calles Industria (Alfaro), San Martín, Chile y General Gómez.