En el año 1848 se abrió al tráfico la primera línea ferroviaria en suelo peninsular entre Barcelona y Mataró.
En 1860 se sumó a esta línea otra que, partiendo de Alcázar de San Juan, conectaba con Manzanares y proseguía hacia el sur.
Se creaba así una encrucijada que condujo al replanteamiento de las instalaciones originales construidas pensando en la comunicación con Alicante.
En especial, fue determinante la decoración con motivos quijotescos efectuada en el parque sevillano de María Luisa.
En este caso, hay un total de cuatro paneles que se disponen a ambos lados de las puertas y en las jambas, y bajo la ventana.
De abajo hacia arriba, su composición es la siguiente: Un total de 2645 azulejos conservados (268 con motivos quijotescos) y 15 (2 quijotescos) destruidos, que se reparten en doce paneles.