Se construyeron, pues, dos calzadas laterales con características de autovía, aunque oficialmente no están consideradas como tal al no cumplir todos los requisitos en algunos de sus tramos.
A partir del año 2001, el peaje de San Cugat desapareció,[1] con lo cual el tramo de la AP-7 que circunvala Barcelona pasó a ser gratuito.
Desde entonces, la B-30 designa todo el tramo de la AP-7 desde Barberà del Vallés hasta su enlace con la B-23, tanto su calzada central como la calzada lateral, sumando un total de cinco carriles por sentido.
Es transitada por más de 100.000 vehículos al día y su trazado cruza una región que contiene el 50% de la actividad industrial catalana.
Por ello, la Generalidad de Cataluña impulsó durante la década 2000-2010 el llamado Eje Transversal (C-25), finalizado en 2013, que permite que todo el tráfico de personas y mercancía procedente del norte de la península pueda circular a Francia sin cruzar la región urbana de Barcelona.