Considerado demasiado naturalista, este cuadro fue rechazado para la exposición del Salón de 1874.
Como en aquel cuadro, Manet también incluyó en este a varios de sus amigos, que posaron para él en el estudio, asistiendo al festivo evento donde las jóvenes coristas y personajes extravagantes alternan con caballeros.
La pincelada es suelta, sin dar importancia a los detalles, aunque hay muchos, como el ramo de flores, los abanicos o los encajes de los atuendos femeninos, incluso usa una entrada al baile tirada en el piso abajo a la derecha para trazar su firma.
Algunas figuras en los bordes laterales están cortadas, saliendo del encuadre, y arriba en la barandilla superior solo asoman las piernas de los asistentes, otra ruptura con la tradición.
[1] Ardió hasta los cimientos el mismo año en que Manet pintó este cuadro y fue demolido.