[1] Seis monteros alaban a la Virgen María y le agradecen por su Inmaculada Concepción; de dos en dos van cantando alabanzas a la Concepción, y se van retirando en parejas luego de concluir sus respectivas alabanzas, mientras el resto interpreta una melodía.
Cuando el montero anciaro mete la mano en el chichiguite para sacar comida, la mujer monta en cólera y le reclama que aunque está achacoso, no ha perdido el hambre.
[4] Pero después del enojo, la mujer y el montero ya anciano se sientan a comer y a beber licor que llevaba ella, y ya en la celebración se ponen de acuerdo para que no los vean los guardias, para que no los lleven a prisión por estar bebiendo licor clandestino.
[5] Por su parte, los dos cachorros que llevaban los monteros para cazar al venado también hablan, y se quejan de los maltratos que reciben de sus propietarios y suplican a la Concepción por su ayuda.
[6] Los capitanes españoles hablan sobre la celebración de Concepción y como los cachorros no han podido cazar al venado, deciden ir a visitar a un Viejo indígena que vive en las montañas y que tiene unos perros bien entrenados que podrían servir para enseñarles nuevos trucos a los cachorros, además de que es experto en colocar trampas para venados.