Ella interpretó un papel nada despreciable frente a los gobiernos occidentales en sus esfuerzos por compartir su prosperidad con el resto del mundo.
En 1939 se incorporó a la plantilla de la revista The Economist, convirtiéndose en editora internacional al año siguiente.
Durante cuatro años, comenzando en 1946, trabajó como gobernadora de la British Broadcasting Company.
Este mismo informe fue publicado el mismo año en forma de libro, con el título "La Tierra es única" ("Only One Earth"; "Sólo tenemos una Tierra").
En otro ámbito, fue una católica convencida que dio impulso a la doctrina social de la Iglesia y al diálogo ecuménico.