La vegetación potencial corresponde casi exclusivamente al dominio del bosque termófilo, salvo en sus cotas más bajas que corresponde al piso basal, componiendose de tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), cardón (E. canariensis), acebuche (Olea cerasiformis) y vegetación de barranco como el balo (Plocama pendula), tarajal (Tamarix canariensis) y palmera canaria (Phoenix canariensis), aunque ya muy reducida por la presión antrópica.
En las zonas más bajas aparecen cardonales y tabaibales dulces en buen estado de conservación, aunque siendo poblaciones reducidas.
[1] Otras especies destacadas son la jarilla turmera (Helianthemum canariense) y el raro romero marino de flor blanca (Campylanthus salsoloides leucantha).
Aparte del acebuche como representante aislado del bosque termófilo junto a la palmera canaria en la cabecera del barranco, encontramos ejemplares testimoniales de lentiscos (Pistacia lentiscus) y árboles frutales introducidos como el almendrero (Prunus dulcis) y otras especies asociadas a este piso de vegetación como el guaydil (Convolvulus floridus), la retama blanca (Retama rhodorhizoides), varias esparragueras (Asparagus arborescens, A. pastorianus, y A. plocamoides), entre otras.
La vegetación hidrofítica se reduce a poblaciones de balos, juncos mansos (Scirpus holoschoenus ssp.
globiferus) y ejemplares testimoniales del sauce canario (Salix canariensis), con una gran variedad de rupícolas como el la hierba puntera (Aeonium manriqueorum), el balillo aspispillo (Atalanthus pinnatus), el paniqueso (Lobularia canariensis), la cruzadilla (Hypericum reflexum), entre muchas otras.