Sin embargo la energía térmica también puede ser transferida mediante los mecanismos de conducción o convección, y las barreras radiantes no necesariamente protegen contra la transferencia de calor mediante conducción o convección.
Todos los materiales emiten energía mediante radiación térmica, producto de la temperatura a la que se encuentran.
Las barreras radiantes pueden o no tener una elevada reflectividad a la luz visible.
La barrera radiante[2] ha sido reconocida como un importante desarrollo proveniente de la tecnología espacial que se ha adaptado al uso en la Tierra.
El sputtering es un proceso en el cual un metal, por lo general aluminio, es vaporizado y una película (puede ser de poliéster) es expuesta a dicha atmósfera.
[3] La radiación solar incide sobre el techo, calentando las tejas, y luego por conducción el material aislante y estructural que forma el techo, lo cual da lugar a que la parte inferior del techo y sus estructuras irradie calor hacia abajo a través del ático hasta el piso del ático.
De esta manera la parte superior del material aislante se encuentra más fría que lo que lo estaría si no hubiera una barrera radiante y por lo tanto reduce la cantidad de calor que se transmite a través del material aislante hacia los cuartos ubicados debajo del cieloraso.