Entre tanto, su padre Giulio se había convertido en miembro del Senado de Milán y posteriormente residente del Magistrado de los ingresos ordinarios y consejero secreto.
Éste obtuvo en el campo jurídico numerosas satisfacciones, entre los cuales, el escaño paterno entre los sesenta decuriones perpetuos de la ciudad.
El 24 de septiembre de 1674 el conde Bartolomeo, previendo ya su muerte sin herederos masculinos, dispuso en su testamento, redactado por el notario Annoni, que el Senado milanés, de cual había sido miembro y presidente, y del cual había recibido enormes satisfacciones profesionales y un prestigioso reconocimiento, recibiría la mayor parte de los libros jurídicos que su vasta cultura y sus finanzas le habían permitido reunir.
Los libros que pasaron a formar parte de la biblioteca senatorial fueron marcados como "Ex dono Co.
Éste había donado en 1659 a la misma biblioteca sus propios libros referentes al derecho.