Actividades como la caza, la guerra y la fabricación de armas, entre otras, están reservadas a los hombres.
El sol es considerado padre de todos los baruya, y Venus como la madre.
El fuego, por ejemplo, significa la presencia del sol; por lo que cuando una joven da a un hombre que no sea familiar suyo comida que ella misma ha elaborado, está dando a entender su consentimiento para tener relaciones sexuales.
Cabe añadir que en un intento de hacer partícipes también a las mujeres en la vida, consideraron que la leche materna vendría a ser una transformación del semen.
La nariz, para los baruya, contiene poderes mágicos; por lo que las mujeres tienen prohibido golpearles en la cara.