[6] Antípatro solicitó refuerzos terrestres y navales al resto del imperio macedonio.
Como resultado, mientras Antípatro seguía asediado en Lamía, se disputó una campaña naval en el mar Egeo entre los macedonios de Clito el Blanco y los atenienses de Euetion, que intentaron en un principio impedir que los refuerzos macedonios pasasen a Europa desde Asia Menor atravesando el Helesponto.
[7][8] Las dos fuentes principales sobre las batallas navales de la guerra lamiaca son Diodoro Sículo, y, en menor medida, Plutarco.
[10][11] Diodoro Sículo (18.15.8-9) se limita a indicar: «Clito dirigía la flota macedonia, que contaba con doscientas treinta naves.
[19][20][21] Pese a haber movilizado a todos los marineros disponibles, los atenienses solo contaban con tripulaciones para unos ciento setenta navíos, y habían preferido contar con dotaciones completas en los dos quinquerremes y los cuatrirremes, y asignar el resto de hombres disponibles a los trirremes, que componían el resto de la flota.
[27] John R. Hale ha explicado el curioso resultado de la batalla aventurando que quizá Euetion se rindió justo al comenzar la batalla y garantizó a Clito que Atenas no se enfrentaría a Macedonia en el mar.
Tal acto podría explicarse por el intenso rechazo que la guerra había suscitado entre la aristocracia ateniense, clase a la que pertenecía Euetion, y de la provenían asimismo los jefes de la flota y los trierarcas.