La guarnición había sido advertida de la llegada de los rebeldes y había preparado posiciones defensivas para parar el avance irlandés.
Cuando el grueso de los rebeldes formó para iniciar el ataque, abrieron fuego sobre las líneas expuestas de los soldados, que se retiraron a la población.
Aprovechando la oportunidad, los rebeldes se movieron con rapidez, obligando a la guarnición a huir hacia el Condado de Carlow pero no consiguieron tomar el puente de acceso.
Cuando la disciplina de los rebeldes comenzó a relajarse, unidades de yeomen que se habían ocultado en sus casas, abrieron fuego contra los desprevenidos rebeldes.
Entretanto, la guarnición se había detenido y, al oír disparos en la población, retrocedieron y lanzaron un ataque sorpresa contra los irlandeses que se hallaban ocupados luchando contra la resistencia en el interior de la ciudad, y les tomaron totalmente por sorpresa, matando a 400 de ellos y dispersando al resto sufriendo únicamente media docena de bajas.