Se le enviaron mensajes al almirante Yi Sun-sin para que interceptara la flota japonesa y la destruyera.
Mientras Yi estaba en alta mar, Yojiro se reunió de nuevo con Kim y le informó que la flota japonesa había llegado a su destino.
Sólo la intervención personal del ministro sin cartera Chong Tak le salvó de ser ejecutado.
La flota coreana fue puesta en fuga y buscó refugio en el estrecho de Chilchon.
Won Kyun se reunió con Kwon Yul en Koje-do y fue severamente reprendido.
La flota japonesa, formada por unos 500 buques, navegó los quince kilómetros que la separaban de la coreana aprovechando la luna llena.
En vista de ello, Bae Sol retiró su escuadrón hacia una ensenada más alejada y, en cuanto comenzó el combate, huyó.