Un ejército francés, formado por 70.000 hombres aproximadamente, y que se hallaba bajo el mando de Adrien Maurice de Noailles, se había reunido en el curso medio del Rin para conjurar esta nueva amenaza.
Pero el duque François-Marie de Broglie, que mandaba a las tropas francesas en Baviera, se hallaba en plena desbandada, y las plazas fuertes bávaras capitulaban una tras otra ante las tropas del príncipe Carlos.
Las órdenes que se les habían dado fueron de mantener una posición defensiva, pero a despecho de las órdenes recibidas, Grammont lanzó a sus tropas al ataque.
Cuando el asalto francés fue rechazado, las tropas francesas se replegaron en desorden, buscando su seguridad al otro lado del río Meno, para lo que era necesario atravesarlo por los puentes que, incapaces de soportar el peso de tantos soldados, se hundieron, haciendo que muchos franceses pereciesen ahogados.
En recuerdo de esta victoria, el compositor Händel compuso su obra Dettingen Te Deum.