Este encuentro bélico se realizó en Lagunillas,[9] cuando 600 soldados españoles al mando de García Hurtado de Mendoza se aprontaban a acampar en este lugar caracterizado por ser pantanoso.
De pronto aparecieron los araucanos en grandes cantidades al mando del toqui Galvarino, gritando ¡aina!, ¡aina!
Particular valentía demostró el toqui Rengo que a mazazos derribaba españoles y yanaconas.
Gracias a la inmensa asimetría del armamento defensivo (corazas y armaduras), ofensivo (arcabuces) los españoles lograron rehacerse, aunque las repetidas cargas de caballería no lograron desalojar de sus posiciones a los mapuches, encontrándose éstos, en un bosque protegido por ciénagas y pantanos.
Aquí cayó prisionero el toqui Galvarino a quien Hurtado de Mendoza ordenó mutilarlo.