Batalla de Palermo (254 a. C.)

Conociendo los movimientos de los cartagineses, los romanos decidieron reconstruir la flota y en sólo tres meses montaron doscientos veinte barcos y se los entregaron a los cónsules Cneo Cornelio Escipión Asina en su segundo mandato, después del desafortunado juicio de las islas Lípari y Aulo Atilio Calatino, también en su segundo mandato.

Habiendo perdido la mayor parte de su flota en la tormenta del 255 a. C., los romanos la reconstruyeron rápidamente, por lo que añadieron 220 nuevos barcos,[1]​[2]​ y lanzaron una decidida ofensiva en Sicilia; toda su armada, al mando de ambos cónsules, atacó Panormus a principios del 254 a. C.,[3]​ una gran ciudad para la época, de las mayores urbes sicilianas aún fieles a Cartago y la más importante económicamente, situada en la costa norte con una población de aproximadamente setenta mil habitantes —en la actualidad conocida como Palermo—.[n.

[6]​ En consecuencia a la incursión romana, Panormus fue rodeada y bloqueada, y se instalaron máquinas de asedio, lo que abrió una brecha en las murallas que los asaltantes utilizaron para capturar la ciudad exterior sin dar cuartel.

[3]​ En el 252 a. C., estos últimos capturaron Thermae y Lípari, que habían quedado aisladas por la caída de Panormus.

En consecuencia, los cartagineses, probablemente con un ejército más pequeño que el de los romanos, dominaron las llanuras, mientras que estos permanecieron en terrenos más altos y quebrados, donde gran parte del efecto de la caballería y los elefantes se habría anulado.