[1] Cuando las tropas de Montúfar llegan frente a la ciudad, los soldados españoles comandados por el coronel Manuel Arredondo se retiran en dirección a Cuenca donde se encuentra el presidente de la Audiencia, Joaquín Molina.
Este ordena al gobernador de la ciudad, Melchor Aymerich, encabezar las tropas y avanzar hacia Cañar para detener el avance de los rebeldes quiteños.
Las autoridades españolas se niegan a rendirse, aunque la gran masa de ciudadanos conquenses siente simpatía por la Junta y la actuación del coronel Montúfar.
Acto seguido, al no contar con los apoyos suficientes para defender la ciudad y debilitada su autoridad, el presidente Joaquín Molina presenta su renuncia irrevocable y abandona inmediatamente la ciudad.
[1] Mientras tanto, el coronel Montúfar permanece en las inmediaciones de Cuenca, luego a los pocos días se retira con sus tropas a Cañar para finalmente regresar a Quito, donde sus opositores lo acusan de no haber tomado Cuenca cuando el presidente Molina había renunciado.