Este movimiento desplazó a los pueblos aborígenes locales, lo que generó resentimiento y resistencia.
Pemulwuy, un líder aborigen carismático y valiente, emergió como una figura central en la lucha contra la invasión británica.
A medida que los colonos comenzaron a expandirse hacia el territorio aborigen, Pemulwuy y sus seguidores intensificaron sus incursiones en las Granjas del Norte, saqueando alimentos y suministros.
Aunque superados en número, los aborígenes resistieron con valentía.
Su habilidad para eludir la captura y su recuperación milagrosa de las heridas aumentaron su estatus legendario entre su gente.