La batalla enfrentó a una flota de una coalición franco-otomana dirigida por Turgut Reis y a una flota hispano-genovesa comandada por Andrea Doria, que trataba de pasar desapercibida.
La batalla facilitó a las flotas del Imperio otomano arrasar las costas de Sicilia, Cerdeña e Italia por los siguientes tres años.
Los otomanos se resistieron a la presión de los franceses para enviar su flota hacia el oeste, tal vez por razones personales del comandante, o debido a la continuación de la guerra con Persia.
La victoria le dio a los otomanos más facilidad para atacar Sicilia, Cerdeña y las costas de Italia durante los siguientes tres años.
La flota otomana inverno en Chios, donde estuvo acompañada por la flota francesa del Barón de la Garde, listo para las grandes operaciones navales del año siguiente, incluyendo la invasión de Córcega en 1553.