El colapso del poder bizantino en Anatolia occidental y el Mar Egeo a finales del siglo XIII, así como la disolución de la armada bizantina en 1284, crearon un vacío de poder en la región, que fue rápidamente aprovechada por los Beylicatos turcos y los incursores ghazi.
Las actividades de los corsarios turcos fueron apoyadas por las rencillas entre los dos principales Estados marítimos latinos, Venecia y Génova.
Para prevenir un evento tan calamitoso, en ese mismo año los genoveses ocuparon Quíos, donde Benedetto I Zaccaria estableció un pequeño principado, mientras que en 1308 los Caballeros de San Juan (Hospitalarios) ocuparon Rodas.
La batalla terminó en una aplastante victoria cristiana: sólo seis barcos turcos lograron escapar de la captura o la destrucción.
[3][4] Esta victoria fue seguida por la recuperación de Leros, cuya población griega nativa se había rebelado en nombre del emperador bizantino, y por otra victoria al año siguiente sobre una flota turca preparada para invadir Rodas.