Batalla de Queronea (86 a. C.)

Después del anuncio, los residentes dejaron en libertad a los mercenarios y entregaron al procónsul con sus lictores, los cuales fueron perdonados.

[9]​[10]​ Poco después, Aquilio fue capturado y ejecutado brutalmente por los pónticos por considerarlo el culpable de la guerra.

[11]​[12]​ En ese punto, la mayoría de las ciudades asiáticas habían recibido a Mitrídates como un libertador del yugo romano.

Tan pronto le llegó la noticia, el Senado romano emitió una declaración de guerra formal al rey póntico, aunque en la ciudad había desacuerdos entre las facciones de optimates y populares y la Guerra Social aún no había acabado.

Se acabó decidiendo que el cónsul Lucio Cornelio Sila marcharía a Asia.

[14]​ Fueron las vísperas asiáticas, en las que se asesinaron a 80 000 personas en toda Asia Menor;[15]​ Plutarco habla de hasta 150 000.

Así Mitrídates se ganó el apoyo de los aqueos, lacedemonios y beocios.

[19]​ Sila estaba en la Campania, con rumbo a Capua para embarcarse al Oriente, cuando supo de la sesión y eligió las seis legiones que le eran más leales.

Los legionarios encontraron en muchas casas carne humana que habían comido los defensores durante el asedio.

[34]​ Sila se negó a luchar, no tenía ninguna ventaja en ese terreno y sus tropas estaban atemorizadas por el poderío enemigo.

Después les señaló el sitio donde estaban las ruinas de la ciudadela de Parapotamios, contigua al monte Hedilio y atravesada por el río Aso, que se une al Cefiso; ahí les mando a hacer un nuevo campamento.

[31]​ Los pónticos continuaron hacia Queronea para ocupar la villa, pero los ciudadanos de aquella, enrolados en el ejército romano, suplicaron al procónsul que no dejara a sus familias caer en manos del enemigo.

[41]​ Tras un día de descanso, Sila realizó sacrificios rituales a orillas del Cefiso y después siguió su marcha a Queronea, dejando al pretor Lucio Licinio Murena con una legión y dos cohortes atrás como reserva.

A la vez, sucedió que dos ciudadanos locales, Omoloico y Anassidamo, le prometieron expulsar del Thurium a los pónticos ahí estacionados, siempre que pudieran llevar un grupo de soldados romanos por un camino poco conocido.

Tras constatar la opinión favorable de Gabinio, Sila confió un contingente al mando del tribuno Ericio a los dos hombres.

[5]​ Algunos autores modernos creen que Sila en sus Memorias decía la verdad e incluía a los refuerzos de Hortensio en sus cifras.

[6]​[7]​ La ventaja en caballería fue importante para el desarrollo de la campaña, pues Arquelao buscó constantemente una planicie abierta donde poder aprovecharla.

Las muertes pónticas fueron 3000,[51]​ y también fueron perseguidas por el ala izquierda romana, al mando de Murena, que los esperaba río abajo.

[52]​ Mientras, Sila desplegaba en las alas a la caballería, él mismo al mando del ala derecha y Murena de la izquierda.

Los sobrevivientes huyeron a sus propias filas, causando caos entre los infantes pónticos, lo que aprovecharon las legiones para atacar.

[57]​ Arquelao intentó rodear a las legiones estirando su ala derecha, pero Hortensio y Galba supieron contenerlo con su reserva.

[54]​[58]​ Enterado, Sila intentó ayudar a su ala derecha con parte de la caballería, pero Arquelao se dio cuenta al ver los estándartes del procónsul en movimiento y la enorme polvareda levantada.

[54]​[60]​ Cuando sus dos alas cedieron, el centro no se pudo mantener y huyó en desorden.

[48]​ Poco después, Sila obtuvo otra gran victoria no muy lejos de Queronea, en Orcómeno.

Guerra en el 89 a. C., expansión del Ponto en Anatolia.
Guerra en el 88 a. C., ofensiva póntica en la provincia romana de Asia.
Mapa del asedio de Atenas y El Pireo.
Contraofensiva romana a cargo de Sila (87-86 a. C.).
Mapa de los movimientos inmediatamente previos o al comienzo de la batalla.
Carga de carros falcados propios de la época.
Ilustración de una falange helenística .
Busto de Sila.