Batalla del Caico

En el siglo III a. C. se produjo una gran migración de galos con dirección hacia Oriente, que tras recorrer toda Grecia llegó a Asia Menor, donde se enriquecieron a costa de los pueblos allí asentados, entre ellos el reino de Pérgamo, cuyo rey Eumenes I había accedido a pagar aquel tributo a cambio de proteger su reino del ataque de los bárbaros.

Tras la gran victoria, Atalo I adoptó el sobrenombre Sóter (griego: Salvador) y recibió oficialmente el título de rey.

[4]​ En conmemoración de la victoria se erigió en la acrópolis de Pérgamo un monumento que incluía las famosas esculturas llamadas Gálata moribundo o Gálata Ludovisi.

En cuanto a los gálatas, tras la derrota siguieron constituyendo una seria amenaza para los estados de Asia Menor, incluso tras su derrota por Cneo Manlio Vulsón en la llamada Guerra Gálata.

A partir de entonces y hasta la anexión por Roma fueron prácticamente ignorados, ya que no poseían acceso al mar.