Estuvo destinado en el crucero “Carlos V”, hasta mediados de junio de 1928, cuando es desembarcado y pasa asignado a la Comisión Inspectora del Arsenal para, en su día, embarcar en el nuevo crucero “Almirante Cervera”.
Con su amigo y Jefe de la flota submarina Remigio Verdía desplegó una enorme actividad para que la progresivamente menguada base de Málaga pudiera ser defendible.
Sanmartín consigue localizarlo y balizar su posición exacta, apenas 48 horas después de su hundimiento.
Cuando se dirigían a la Comandancia militar fueron sorprendidos por el ataque de nueve aviones alemanes Junkers Ju 52 que bombardearon intensamente la capital y el puerto.
[3] A consecuencia del bombardeo cayó muerto el comandante del C-6 y jefe de la flota submarina republicana Remigio Verdía, salvando la vida por muy poco Baudilio Sanmartín.
[4] En los últimos días del asedio a Málaga, su comportamiento fue ejemplar, el maquinista se esforzó hasta el último momento por mantener la Base en manos republicanas, todo ello fue en vano debido a la diferencia de fuerzas entre ambos bandos y al abandono que sufrió la ciudad y la esperanza frustrada en la que se convirtió la Escuadra republicana que nunca llegó al auxilio de la Base.
[5] En el trayecto por la carretera Málaga-Almería tuvo que imperiosamente poner en libertad a los prisioneros debido al sangriento bombardeo efectuado contra los miles de personas que huían de Málaga.
Cuando se enteró de que Sanmartín había conseguido salir de Málaga, mandó detenerlo e incluso darle muerte,[6] hecho que no pudo ser llevado a cabo.
Brive la Gailarde, llamada la capital de la resistencia, fue la última ciudad francesa en caer en manos de los alemanes y la primera en liberarse por sus propios medios.
Vivió dignamente en Francia, nunca quiso nacionalizarse francés, ni militar en ningún partido político (era un soldado de la República).
[7] Falleció en octubre de 1971, Sus restos descansan junto a su compañera belga (fallecida casi 3 años antes), en el cementerio de Brive la Gaillarde (Francia).