Forjado ex novo por el cristianismo, esta palabra aparece en la liturgia y los libros sagrados con mucha frecuencia, lo cual la hacía especialmente atractiva.
Este término se entiende mejor a partir del sustantivo benedictio (bendición).
Por consiguiente la persona bendecida (benedicta) tenía la garantía de que se cumplirían en ella todas las promesas.
Las persecuciones que iniciara Nerón continuaban en todo el imperio, y especialmente en Roma, donde fue sometida al martirio por no querer renegar de su fe.
Este mismo año, en Origny-sur-Oise moría también decapitada Santa Benita, llamada el espejo de Origny.