El historiador Edgcumbe Staley escribió que la nueva esposa de su padre, Leonor Álvarez de Toledo, se negó a tolerar su presencia en el palacio después de su matrimonio, por lo que Cosme envió a Bia a la Villa di Castello.
Sin embargo, otros informes más fiables indican que su madrastra "la crio con mucho amor".
Sabiendo cuánto había sufrido por la muerte de Bia, sus contemporáneos, en vez de consolarlo porque su esposa no le había dado un hijo varón –como normalmente habrían hecho– lo felicitaron por el nacimiento.
Giorgio Vasari, en el capítulo dedicado a Agnolo Bronzino de su libro Vidas, escribió que el artista retrató a "la pequeña Bia, hija natural del Gran Duque".
El color azul se logró gracias al polvo de lapislázuli que destaca los rasgos encantadores de la pequeña, que es retratada insinuando una sonrisa.