Había sido pedida por la Conferencia de obispos católicos de Estados Unidos en 2002 para servir como equivalente a la NAB (New American Bible).
Empezando en 2004, fue elaborada por 26 traductores bajo la supervisión del obispo chileno Santiago Silva Retamales.
Fue presentada al papa Francisco el 16 de septiembre del 2019.
Aunque en palabras del obispo Santiago Silva “No se trataba de hacer una Biblia que reemplazara a las demás, sino que completara", al ser aprobada por todas las conferencias episcopales de Latinoamérica se espera que cumpla el rol que tenían la Biblia Dios Habla Hoy y la Biblia Latinoamericana.
Se espera que sea usada como base para futuros leccionarios.