[3] Las mujeres se acercaron a los daneses y manifestaron su sorpresa y grata impresión de que los guerreros daneses fueran tan atractivos, invitándoles a un banquete donde les ofrecerían comida e hidromiel.
Tras una larga velada, los daneses se durmieron y fue el momento que aprovecharon las mujeres para matarlos a todos.
Cuando regresó el rey y supo de lo acontecido, otorgó a las mujeres derechos como nunca antes se habían visto.
Les concedió paridad en la herencia con hermanos y maridos, el derecho a usar un cinturón alrededor de su cintura con el blasón real como símbolo de vigilantes eternas, el derecho a tocar los tambores en las bodas y mucho más.
Sven Lagerbring (1707–1787) propuso que el acontecimiento tuvo lugar durante el reinado de Svend III de Dinamarca y su ataque a Suecia hacia 1150.