Blot-Sven

En el año 1084 gobernaba Suecia Inge I, un rey cristiano que pretendía llevar la cristianización a todo el país.

Los suiones, que para entonces no habían aceptado de muy buena gana el cristianismo, decidieron deponerlo, principalmente porque no aceptaba que se realizaran sacrificios a los dioses nórdicos.

Una leyenda eclesiástica posterior señala que el misionero y obispo inglés Eskil intentó persuadir a los paganos se convirtieran a la fe cristiana, pero fue lapidado[2]​ , convirtiéndose en el primer mártir en Suecia y en uno de los primeros santos.

Inge regresó a Upsala con un gran ejército en 1087, atacó la ciudad y prendió fuego a la residencia de Blot-Sven, quien al huir de las llamas sería asesinado.

Los suecos paganos designaron al hijo de Blot-Sven, Erik Årsäll, como nuevo soberano.