La Familia Torres pertenece a la asociación Primum Familiae Vini (PFV), creada en 1991, que integra a once de las familias centenarias elaboradoras de vino más importantes del mundo.
En la isla logró una fortuna gracias a la floreciente industria petrolífera y al comercio marítimo.
Juan Torres Casals, la segunda generación, empezó a destilar vinos para elaborar brandy en 1928.
Durante la guerra civil española, la bodega fue bombardeada y sus instalaciones fueron destruidas, incluida la enorme cuba.
[3] Miguel Torres Carbó, perteneciente a la tercera generación de la saga familiar, reconstruyó en 1940 la bodega, reiniciando su actividad.
En el año de la reconstrucción, Miguel Torres y su esposa cruzaron el Océano Atlántico para vender sus vinos.
En aquella época se introdujeron las marcas Sangre de Toro, Viña Sol y Coronas.
Además, Torres Riera implementó en 2008 un ambicioso programa ambiental para reducir las emisiones de CO2 mediante el uso de energías renovables, eficiencia energética y transporte sostenible, combatiendo así el cambio climático, la mayor amenaza a la que se enfrenta hoy la viticultura.