[1] Durante ese tiempo, tuvo oportunidad de viajar por París, Varsovia y Viena.
[4] En este contexto, Jasinowski redacta en 1907 Parlamentaryzm, Duma Państwowa i reprezentacja polska (El Parlamentarismo, la Duma Paneslava y la representación polaca), su primer escrito; en el que repasó la crisis política del gobierno zarista y abogó por la independencia de Polonia.
[5]Más tarde, en 1909, Jasinowski se trasladó a la Universidad de Járkov para completar sus estudios de Derecho, meta que consigue en 1910, obteniendo su diploma de Candidato a Derecho (equivalente a un doctorado) con su tesis titulada O związku przyczynowym w prawie karnym (Sobre la causalidad en Derecho penal).
[6] En este periodo, Jasinowski se amistó con Aleksandr Blok, padre de la Escuela Simbólica Rusa (de quien terminaría traduciendo las poemas Las Doce y Los Escitas al español).
En Berlín, tendría oportunidad de ser alumno del sociólogo y filósofo Georg Simmel.
[8] En una carta dirigida a su padre, Simmel alabó las aptitudes de Jasinowski: "Su hijo, estimado señor, es quizá el alumno más brillante que yo haya conocido en mi dilatada carrera pedagógica".
Realiza su defensa de tesis en 1918 con una tesis dedicada al estudio de los primeros escritos metafísicos del filósofo y matemático alemán Gottfried Leibniz: Die analytische Urteilslehre Leibnizens in ihrem Verhälnis zu seiner Metaphysik (La teoría leibniziana del juicio analítico y la relación con su metafísica).
Terminado aquel trabajo, en 1926 se retiró a París, lugar en el que se dedicó a realizar profundas investigaciones en el campo de la historia de la filosofía.
[26] Dos son las principales temáticas que invaden sus inquietudes intelectuales en esta época: 1) los fundamentos culturales del mundo eslavo,[27] y 2) la defensa del «axio-ontologismo», esto es, la postura de que todo género de problemas relativos al saber son susceptibles de recibir un planteamiento axiológico (la realidad conjunta e indisoluble del ser y el valor), debiendo hacerse cargo de la dimensión histórica y sociológica que cada hecho "valioso" comporta, asunto medular para la periodización histórica.
Asistió a la ceremonia en representación del gobierno polaco en el exilio, en Londres;[32] y dio un discurso en su memoria, repasando la historia cultural de Polonia.
En una carta dirigida a Tadeusz Czeżowski, su antiguo colega en Vilna, Jasinowski comentó las dificultades para manejar el idioma español, reconociendo tanto su complejidad como su riqueza, y reflexionó sobre la experiencia de aprender múltiples lenguas a lo largo de su vida:[30]
Su obra influenció la de muchos intelectuales de mediados y finales del siglo XX, entre ellos Félix Schwartzmann,[51] Czesław Miłosz,[52][53] Piotr Mitzner,[54] Larisa Chuhina,[55] Claudio Guillén,[56][57] Roberto Torretti,[58][59][60] Carla Cordua,[61][62] Juan Rivano,[63][64] Gastón Gómez Lasa,[65][66] Claudio Naranjo,[67][68] Eugenio Araya[2] y Humberto Giannini.
[69][70][71] Bogumił Jasinowski, como transparenta en su Discurso de homenaje a Ignacio Domeyko, se sentía heredero del «humanismo polaco», comprometido con el desarrollo moral e intelectual, y objetivado en la vida y obra de personajes históricos como Witelo, Claude-Adrien Helvétius, Nicolás Copérnico, Maciej Sarbiewski o Adam Mickiewicz.
De especial atención son las relaciones entre la ciencia moderna, la magia renacentista y la metafísica.
[27][91] El aventajamiento de Occidente sobre Oriente en materia científica y filosófica estriba en esta diferencia.
Las raíces de las ciencias se remontan a determinadas realidades históricas, realidades que no son azarosas, sino que responden a ciertos telos; sin perjuicio de que no haya tal cosa como un propósito histórico único y predefinido.
No se excluyen mutuamente como los objetos que existen simultáneamente en el espacio, o como las partes que resultan de la división de una única entidad.
El cómo armonizamos o integramos dichos valores en tensión define la labor histórica.
[95] Como él mismo ya había adelantado en trabajos previos,[75] tanto la ciencia como la filosofía se encuentran sometidas a esta dialéctica, recibiendo ambas sentido de su pasado.
La visión valorativa del mundo, cuyo sustrato son todas las concepciones tenidas sobre el mismo, recibe el nombre de «visión cosmoegoica» en la filosofía de Jasinowski.
Jasinowski identificó dos factores clave para el ascenso del bolchevismo en Rusia: el maximalismo moral, que implica la subordinación de todos los valores y medios a un objetivo final de transformación del mundo en un orden ideal, y la falta de conciencia jurídica.
[35] Asoció a la tradición religiosa rusa con una ambivalencia gnóstica hacia el mal, señalando las obras de Fiódor Dostoyevski como las expresiones más fuertes del amoralismo dualista ruso:[103] El bolchevismo está relacionado la teología de la Iglesia Ortodoxa Rusa y su relación con el poder estatal:[104] Para Jasinowski, no hay mayor contraste posible entre Polonia y Rusia.
Revisando Wschodnie chrześcijaństwo a Rosja, Piotr Mitzer lo expresa muy sintéticamente:
Esta interpretación provocó una polémica por parte de Marian Zdziechowski y Nikolái Loski.
Concretamente, el volumen 12, número 4, dedicado en paralelo a la figura de Nicolás Maquiavelo por su quinto centenario.
[112] Dentro del volumen, el artículo-homenaje fue escrito por Humberto Giannini, titulado Sufrimiento y esperanza en la historia.