Los aviones estaban pilotados por Ángel Salas Larrazábal, de Orduña, y José Muñoz Jiménez.
Ambos fueron felicitados por el general Mola, que calificó el hecho de “brava acción”.
Salas llegó al grado de capitán general en el ejército español.
Según Paul Preston —que no referencia fuente alguna— el bombardeo causó la muerte a 84 personas, de ellas 45 niños, además de mutilar a otras 113.
Los militares rebeldes justificaron la matanza diciendo que «la aviación ha infligido un duro golpe a grupos de rebeldes [entiéndase leales a la República] que se hallaban concentrados a retaguardia de la villa de Ochandiano».