Esta especie fue la última en descubrirse entre las pertenecientes al género Bos (en el que se incluyen las vacas y toros domésticos), no recibiendo nombre hasta 1937.
Como sus parientes salvajes más próximos, poseen un marcado dimorfismo sexual; los machos adultos llegan a alcanzar dos metros de altura y 900 kilos de peso, mientras que las hembras son mucho más pequeñas y menos robustas.
Los kupreyes viven en tierras bajas y colinas parcialmente cubiertas por árboles, donde se alimentan de hierbas.
Las hembras y sus crías viven en rebaños de hasta 20 individuos, a los que se unen machos adultos durante la estación seca (que acoge la época de cría), siendo éstos solitarios el resto del año.
No obstante, su actual declive se debe únicamente a la acción del hombre, manifestada por la caza excesiva, la destrucción de su hábitat, la extensión de enfermedades portadas por bovinos domésticos y la competencia con éstos por los pastos.