Brfxxccxxmnpcccclllmmnprxvclmnckssqlbb11116 (pronunciado «Albin») fue el nombre que intentaron poner, en mayo de 1996, los padres de un niño sueco que había nacido en 1991.
[1] La intención era protestar contra la ley sueca de nombres (Namnlag [1982:670]), la cual indicaba que «Los nombres de pila no serán aprobados si se consideran ofensivos o incómodos para quien lo usa, o nombres que por razones obvias no fueran aptos como nombres de pila».
[3] Como respuesta a la decisión judicial, los padres enviaron un nombre de 43 caracteres, incluidos 5 dígitos y afirmaban que correspondía a una vivencia ocurrida durante el embarazo: «Un desarrollo expresionista que visionamos como una creación artística».
Los padres sugirieron que el nombre debía ser entendido en el espíritu de la patafísica.
En su primer pasaporte, el niño fue llamado «Icke namngivet gossebarn», que significa «niñito sin nombre».