[1][2] Las teteras originales se construyeron sobre la base de una arcilla roja que fue descubierta en el área Stoke-on-Trent de Gran Bretaña en 1695.
Esta arcilla producía cerámica que parecía retener mejor el calor y fue utilizada como material para la tetera desde el siglo XVII.
En el siglo XIX, las teteras comenzaron a tomar la forma más redonda característica de la Brown Betty.
El Rockingham Glaze fue agregado a la tetera y se le dejaba caer por los lados, creando un acabado rallado luego de ser puesta al fuego.
Esto fue debido al diseño de la tetera que le permitía a las hojas de té más espacio a reaccionar cuando el agua era vertida dentro de la tetera, liberando más sabor con menos amargura.