Fue una periodista fanática, llegando a escribir 85 páginas en un mismo día, transcribiendo de sus fieles más cercanos, como Werner Naumann.
Hacía sus deberes, y afirmó que no tenía acceso a información sobre los crímenes nazi.
Sorprendida por los soviéticos, tras una interrogación afirmó haber trabajado como ministra de propaganda, por lo que estuvo prisionera en Berlín cinco años.
Ganó buen salario, y se retiró en 1971 a los 60 años de edad.
Se casó, no tuvo hijos y vivió el resto de su vida en Múnich.
Sus entrevistas coincidieron con el rodaje del documental basado en su vida, A German Life, que se estrenó en el Munich Film Festival.