La expansión y cultivo llega a tal extremo que en la actualidad existen sociedades dedicadas al Buchón jiennense en muchas provincias españolas como Albacete, Ciudad Real, Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Baleares y Pontevedra por citar algunas, en Tánger y Tetuán ciudades del norte de Marruecos, no siendo raro aficionados incluso en Sudamérica o Miami que adquieren ejemplares para su cría y cultivo.
Pero sus principales virtudes destacables entre todos los buchones son sus dotes de seducción, su constancia en el vuelo y trabajo para atraer a su palomar a los perdidos, aunque la mayoría de ellos dedican su trabajo a las citadas zuritas.
[2] En términos más sencillos se les mantienen siempre solteros y dedican toda su galantería a buscar novia, cuando la encuentran, se les premia con un tiempo de nupcialidad y se le retira de nuevo la consorte y vuelta a empezar.
Esa consorte si tiene propietario se le devuelve a través de su sociedad y si no lo tiene por ser salvaje, se le da otras finalidades.
Sus orígenes se remontan a la ubicación árabe en Andalucía, probablemente estos trajeron la raza inicial o base, a partir de ahí fue seleccionada y cultivada hasta llegar a finales del siglo XIX que fue llevada esta raza por emigrantes de la provincia de Jaén a todo el Levante donde la cruzaron con razas autóctonas, cuyos productos seleccionados, ya los llamados valencianos, fueron de nuevo emigrados a la provincia de Jaén, influyendo notablemente sobre todo en su aspecto exterior, pues se consiguió un palomo más bello y morfológicamente más perfecto.