Viajero y conocedor del territorio y las lenguas del Oriente bíblico, compiló una numerosa colección de material arqueológico[2] que se expone en Museo de Montserrat, en cuya creación contribuyó decisivamente.
[3] Su estancia en el Cercano Oriente es novelada en El arqueólogo, de Martí Gironell (2012).
[5] Viajó a Jerusalén el 1906 y estudió en la Escuela Bíblica, donde conoció al padre Marie-Joseph Lagrange.
Desde Jerusalén, participó a partir de 1924 en un proyecto impulsado por el líder regionalista Francesc Cambó y por la Fundación San Dámaso para la producción de una Biblia en lengua catalana.
[7] Volvió a Montserrat en 1951, donde celebró regularmente la liturgia siguiendo el rito siríaco.