En 1910, guiado por su espíritu liberal, se unió a las fuerzas revolucionarias de Francisco I. Madero.
Al bajar del tren, pasó a la ciudad de Cuernavaca donde fue «tiroteado» y quedó herido el maquinista, quedando el tren sin control, chocando contra un «parapeto» en dicha ciudad.
En el estado de Morelos acompañó a las columnas volantes que recorrían la entidad para pacificarla.
[1] En 1947, regresó a su ciudad natal, para estar presente en la tradicional Feria de Enero.
Al momento en que llegó, realizó un viaje al lugar donde había estudiado la preparatoria, se hospedó en el mismo lugar en que vivió cuando era estudiante, ahí había un piano en donde Bulmaro ejecutó con habilidad perfecta la música de «La chiapaneca».
Al mismo tiempo aprovechaba su estancia para proporcionar consultas a las personas que le solicitaban exámenes médicos.
Durante su trayectoria como músico, escribió varias obras musicales, que son las que se mencionan a continuación: «Bellas chiapanecas»; pasodoble: «5.º regimiento», «Caricias, vals»; marcha: «Canción romanza»; «Recuerdos lejanos»; vals: «Polka», «Tú en mis brazos» y «Juanita».
En el 2001 el doctor Nereo Nigenda Fernández publicó y demostró que el creador de la música de la pieza «Las chiapanecas» es Bulmaro López Fernández y no al músico originario de la Ciudad de México, D. F., Juan Arozamena Sánchez, a quien se le ha dado el crédito por mucho tiempo aun cuando el solo hizo la coreografía, cuenta la maestra Esther Zúñiga y explica que la pieza en realidad nos se llama «Las chiapanecas» sino «La chiapaneca» porque Bulmaro López la escribió para su novia y se lo llevó en serenata como regalo por su cumpleaños, incluso en Chiapa de Corzo, contra esquina a la presidencia está la casa con una placa donde dice que ahí nació y vivió el doctor Bulmaro López, creador de la música «La chiapaneca».