Se usa a menudo en operaciones de espionaje y clandestinas, donde es un elemento clave para mantener la seguridad operacional.
El anglicismo dead drop se usa a veces en español, sobre todo para referirse al intercambio anónimo de archivos informáticos.
Se ha utilizado desde finales de 1960 para esconder dinero, mapas, documentos, microfilmes y otros elementos.
Si uno de los operativos está comprometido, puede revelar la ubicación y la señal para aquel buzón muerto específico.
Según las autoridades rusas, el agente que repartía la información se acercaba a la roca y transmitía datos inalámbricos dentro de un dispositivo manual, y más tarde su agente británico recogía los datos almacenados por un medio similar.