Los orígenes como población se remontan a principios del siglo XIII, en una situación estratégica intermedia en el camino de Toulouse a Albi.
Allí, en el calabozo, es obligada a tomar un brebaje para obligarle a abortar, por orden del cardenal Jouffroy, obispo de Albi; el rey de Francia pretendía erradicar totalmente la casa Armagnac.
Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial, la Gestapo también protagonizó otro horrible suceso en Buzet.
Uno de los infortunados fue el mítico guerrillero español Francisco Ponzán.
En el cementerio de Buzet se encuentra un monolito-homenaje y varias lápidas en recuerdo a estos luchadores contra el fascismo.